jueves, 28 de abril de 2016

SOMETERSE A LA IGLESIA LOCAL


Someterse a la Iglesia Local


Una de las doctrinas más importantes y necesarias para los cristianos en nuestros días es la doctrina de la Eclesiología. Para algunos esta afirmación parecería algo extraña, sin embargo, no hace falta mirar a nuestro alrededor y preguntar para darse cuenta que la idea que muchos cristianos tienen de la iglesia es totalmente diferente a la enseñanza bíblica.
Vemos teologos y pastores argumentando que los cristianos no necesitan la iglesia. Es más, algunos han afirmado que un creyente puede crecer espiritualmente uniéndose o no a una iglesia local. Vemos a individuos quienes profesan fe en Jesucristo con los mismos argumentos, despreciando el día del Señor, y todo porque su casa y su computadora les proveen todo lo que ellos necesitarían de la iglesia local.
Esta visión de la vida cristiana está muy alejada de lo que Dios nos ha enseñado en Su palabra. Esta compromiso-fobia, como diría uno de mis pastores, Alexander León, lo único que evidencia es la necesidad de enseñar lo que las Escrituras dicen acerca de la Iglesia local y la responsabilidad de los creyentes hacia ella, la novia de Cristo.
Es por eso que han sido publicados gran cantidad de libros al respecto. Y en esta entrada quiero recomendar el libro de Jonathan Leeman, “La Membresía de la Iglesia: Cómo sabe el mundo quien representa a Jesús.” En su libro, Leeman provee ocho maneras en la que todos los creyentes deben someterse a la Iglesia local. Él escribe,

  1. Públicamente: Y no sólo así, sino también formalmente. Es decir, que deberían comprometerse con un cuerpo local de creyentes en el que participarán con regularidad de la Cena del Señor, de la misma manera en la que Cristo se identificó con Su iglesia.
  2. Físicamente/Geográficamente: Primero, cumpliendo el mandamiento de Hebreos 10:25, no dejándonos de congregarnos. Segundo, viviendo geográficamente cerca de la iglesia. Esto nos permite tener más comunión con nuestros hermanos. Cada creyente debe considerar qué casa comprar, dónde comprarla, pero todo considerando estar cerca de su iglesia local. Dice Leeman, “Se sometió Jesús a sí mismo física y geográficamente? Sí, dejó el cielo!
  3. Socialmente: La iglesia debe ser un lugar en donde los cristianos se edifican y se moldean unos a otros a través de todas las características de amistad para su propio beneficio. Deben formarse amistades entre jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, costarricenses y salvadoreños, etc.
  4. Sentimentalmente: Los cristianos, dice el autor, deberían someter sus sentimientos los unos a los otros. Gozarse con los que se gozan, llorar con los que lloran, etc.
  5. Financieramente: Todos los creyentes deberían comprometerse con hermanos en la fe ayudando económicamente a otros y ayudando a la expansión del reino de Dios dando monetariamente a la iglesia.
  6. Profesionalmente: Todos los creyentes deben someter sus profesiones por el bien de la iglesia. Esto implica rechazar un mejor trabajo por causa de la iglesia; rechazar trabajar un domingo porque en ese día se reúne la iglesia a adorar a Su Señor; o como dice el autor, “los mejores ancianos no contratados de la iglesia no son los hombres que ascienden en la escalera profesional, sino aquellos que están dispuestos a descender por el beneficio de la iglesia.
  7. Éticamente: Los cristianos deberían buscar prioritariamente el consejo, la instrucción ética y la rendición de cuentas. Es la iglesia local el lugar donde buscamos ayuda de otros hermanos para luchar contra nuestros pecados.
  8. Espiritualmente: Es donde debemos ejercitar nuestros dones espirituales; es donde los cristianos se edifican mutuamente; y es donde todos los cristianos deben orar unos por otros.
Cuál de todos estos puntos nos hacen falta para comprometernos totalmente con la iglesia local? Pregúntese lo siguiente: Que tan importante es la iglesia local para usted?

miércoles, 27 de abril de 2016

jueves, 21 de abril de 2016

LA TENTACIÓN. Pastor Daniel González

La tentación
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”.
Santiago 1.13-14
Lo primero que uno debe diferenciar es la tentación de la prueba porque muchas veces tienden a confundirse.

La prueba es permitida o enviada por Dios para nuestro desarrollo, crecimiento y madurez, y el objetivo de esta es que nosotros seamos bendecidos.

La tentación tiene como objetivo nuestra destrucción, y esta nunca puede provenir de parte del Señor que nos ama y quiere lo mejor para nosotros.

Lo segundo que debemos tener bien en claro es que toda tentación puede ser resistida, y salir victoriosos en medio de ella.

No te olvides que la Biblia enseña que no seremos tentados más allá de lo que podemos resistir, y que Dios también nos dará la salida frente a dicha tentación.

Frente a estas dos premisas debemos primero resistir al diablo sabiendo que huirá de nosotros y segundo esforzarnos por llevar una vida victoriosa.

El versículo 14 dice que cada uno es tentado cuando por su propia concupiscencia, es decir sus malos deseos, es atraído y seducido a actuar de forma contraria a la voluntad de Dios.

Por eso debemos alejar de nuestra vida los malos deseos pues estos son una pista de aterrizaje para las tentaciones.

Cuando esto no sucede, esos malos deseos conciben y dan a luz el pecado, primeramente en nuestro interior y después en el exterior pagando consecuencias muy negativas.

Mantenete siempre alerta porque el que cree estar firme debe mirar de no caer, no te olvides de sostenerte del Señor y no en tu supuesta firmeza.

A la hora de ser tentado, no dejes de tener en mente lo que podés perder frente a tu caída y valorá lo que tenés, actuando sabiamente.

La mayoría recapacita sobre lo que perdió cuando ya lo ha perdido, cuando la sabiduría radica en recapacitar antes de perder lo que tenemos.

Yo bendigo tu vida para que con la ayuda de Dios puedas vencer toda tentación y vivir en santidad y plenitud.


lunes, 18 de abril de 2016

lunes, 11 de abril de 2016

EQUILIBRIO





ME HA GUSTADO ESTA REFLEXIÓN

Enrique trabajaba 70 horas por semana. Le encantaba su trabajo y llevaba a casa un sueldo considerable para proveer cosas buenas a su familia. Siempre planeaba trabajar menos, pero no lo hacía. Una noche, llegó con una noticia excelente: lo habían ascendido a la posición más importante de la compañía… pero no había nadie en la casa. Sus hijos ya eran adultos y vivían en otra parte, su esposa estaba dedicada a su propia profesión, y, ahora, la casa estaba vacía. No tenía con quién compartir su buena noticia.

Salomón escribió sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre la vida y el trabajo: «El necio se cruza de brazos, y acaba por destruirse a sí mismo» (Eclesiastés 4:5 RVC). No queremos llegar al extremo de ser holgazanes, pero tampoco deseamos caer en la trampa de ser un trabajólico. «Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu» (v. 6); en otras palabras, es mejor tener menos y disfrutar más. Es necio sacrificar las relaciones interpersonales en el altar del éxito. Los logros son efímeros, pero las personas son las que hacen la vida significativa, gratificante y placentera (vv. 7-12).

Si administramos el tiempo sabiamente, podemos aprender a trabajar para vivir en lugar de vivir para trabajar.

— Poh Fang Chia

lunes, 4 de abril de 2016