"Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS"
Mateo 1:25
María concibió sin conocer intimidad con José, y dio a luz a Jesús con dolor y sin experimentar los placeres del amor. María concibió y parió al Salvador rompiéndose desde dentro a fuera y no desde fuera adentro.
Los propósitos de Dios para nuestra vida nacen no del placer de hacerlos en la intimidad de nuestra carne, sino en la intimidad con Dios.
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