viernes, 17 de junio de 2016

PROSPERIDAD

Me ha parecido interesante esta reflexión:

Vencer el miedo a la escasez.

“A AQUEL QUE ES PODEROSO PARA HACER TODAS LAS COSAS MUCHO MÁS ABUNDANTEMENTE DE LO QUE PEDIMOS O ENTENDEMOS, SEGÚN EL PODER QUE ACTÚA EN NOSOTROS” (Efesios 3:20)

A continuación presentamos unas estrategias bíblicas para vencer el miedo a la escasez:

1) Dale a Dios el diezmo de tus ingresos (véase Malaquías 3:8-12; Mateo 23:23). No debatas si es una regla del Antiguo Testamento o un requisito del Nuevo. ¿No prefieres hacer más de lo demandado que comprobar demasiado tarde que te quedaste corto de las expectativas de Dios?

2) Vive de acuerdo a la regla 10-10-80. Después de dar a Dios el primer 10 por ciento de tus ingresos, ahorra el segundo 10 por ciento  y cíñete a vivir con el 80 por ciento restante.

3) Confronta las áreas en las que tu temor a la escasez es mayor. ¿La comida? ¿La vivienda? ¿El transporte? ¿La salud? ¿La jubilación? Ahora desecha esas imaginaciones y sustitúyelas con esta promesa: “Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8).

4) No dependas exclusivamente de tus credenciales, tu capacidad de venderte, tus contactos e influencias o la seguridad de tu provisión financiera. Sácale el máximo rendimiento a tus capacidades pero en última estancia confía únicamente en el poder de Dios. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Aquí Él no está hablando solo de la vida espiritual sino también de todos los otros aspectos vitales. En este día, cree y recibe lo que Jesús ha prometido por fe y empieza a vivir en abundancia.

domingo, 12 de junio de 2016

MEDITACIÓN DE CHARLES STANLEY


MEDITACIÓN:

Enfrentado a la caída segura de su nación, el rey Josafat respondió con adoración. Lea su oración en el pasaje de hoy, y verá que es difícil separar la petición de la alabanza. Más allá de las expresiones de “aleluya” y “alabado sea el Señor”, su oración alaba la naturaleza de Dios y sus virtudes.

Además, el rey encabezó a la nación en la glorificación a Dios por su salvación en el pasado. Cuando los israelitas se enfocaron en el Señor (no en los ejércitos que venían) el pueblo recordó cómo Él había intervenido en el pasado. Esto fue exactamente lo que Dios les había dicho a los israelitas que hicieran: que instruyeran a sus hijos en sus caminos para que pudieran honrarlo cada día (Dt 6.7). Esto genera valentía y fortalece la fe.

La alabanza del pueblo preparó el camino para su total dependencia de Dios. Las probabilidades de que el pequeño ejército israelita venciera a las fuerzas de tres enemigos eran escasas. Sin embargo, gracias a la disposición del pueblo a adorar pudieron reconocer su debilidad y esperar la intervención divina. Dios les dio una solución muy particular: no hacer nada; pero Israel estaba espiritualmente preparado para ir en contra de la razón humana y obedecer. A Dios le encanta que nos sujetemos a su misericordia, porque así su poder puede liberarse en toda su plenitud.

Dios también está dispuesto a darnos la victoria en tiempos de dificultad. La historia de los israelitas está escrita en su Palabra para que todos los creyentes puedan aplicar sus principios. Incline su corazón y su mente al Señor, y Dios ampliará su visión de quién es Él y de lo que puede hacer por usted.




Deuteronomio 6:7 (RVA-2015)

martes, 7 de junio de 2016

SEIS PASOS PARA ORAR EFICAZMENTE






La oración, el tiempo devocional y de comunión con Dios, precisa de unas rutinas. Necesitas adquirir el hábito y, para ello, tienes que seguir unos sencillos pasos:

1. Prepara un momento cada día para tener un encuentro habitual con Dios. Procura que ese tiempo siempre sea a la misma hora.
2. Prepara un lugar para tener un encuentro habitual con Dios. Procura que ese lugar siempre sea el mismo, que sea tu lugar de encuentro de intimidad con Dios.
3. Apaga todos los aparatos que te puedan distraer. Televisión, teléfono, radio, ordenador, todo, absolutamente todo, tiene que estar apagado.
4. Prepara una lista de personas y situaciones por las que vayas a orar. Puede ser una lista mental o escrita. De todas formas no te preocupes, el Espíritu de Dios te va a ayudar y te va a traer a memoria muchos motivos de oración.
5. Comienza la oración tomándote un tiempo para relajarte. Respira y limpia tu mente. Recuerda que la oración es un tiempo de descanso, de desahogo, de intimidad, de paz en medio de las turbulencias de la vida.
6. Termina tu oración dándole las gracias a Dios por lo que Dios te habló. Recuerda que la oración no es un monólogo. Debes dejar espacio para que Dios te hable. Siempre que ores ten la Biblia abierta delante de ti.

sábado, 4 de junio de 2016