"Tomó de lo que tenía a mano un regalo para su hermano Esaú... Lo repartió todo en manadas independientes y lo confió a sus siervos, a quienes dijo: cuando te salga al paso mi hermano Esaú y te pregunte quién eres , adónde vas y para quién es eso que va delante de ti, le respondes: de tu siervo Jacob; es un regalo para mi señor Esaú; precisamente él mismo viene detrás de nosotros"
Génesis 32: 14/ 18
Jacob y Esaú llevaban más de veinte años sin verse. La traición del primero, hurtándole la primogenitura al segundo, trajo enojo, confrontación y amenazas de muerte. Ahora Josué se quería vengar. Jacob, después de orar, entendió que el único modo de aplacar la ira de su hermano era enviándole una ofrenda. Pero Jacob también entendió que de nada valdría la ofrenda si detrás del regalo no iba él.
La ofrenda a la iglesia bendice a la iglesia y agrada a Dios. Pero si, además, le ponemos nuestro rostro, entonces la ofrenda le bendice a Usted, a su familia y a su casa. La ofrenda nos acerca a un Dios enojado por nuestro pecado. Pero la ofrenda con rostro nos reconcilia con Dios. No hay perdón de pecados para los arrepentidos anónimos.
No traigas ofrenda a Dios de cualquier manera. Respalda tu ofrenda con tu vida, con tu testimonio, con tu amor, con humildad, con agradecimiento. Ponle cara a tu ofrenda.
Francisco Rubiales Ministerio Evangelístico
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